viernes, 13 de agosto de 2010

El Miedo y la Memoria, juego de texturas, dobleces y paradojas... Reflexión inconclusa

Cuando quiero pensar en la memoria, quiero pensar en "las texturas de la memoria". Me imagino una tela de textura suave y arrugada por el tiempo, con ligeros y profundos pliegues que dejan entrever algunas partes y ocultan otras, sin que estas dejen de hacer parte de una compleja trama, tejida con finos hilos pertenecientes a la experiencia individual y colectiva, que se van anudando y entrelazando con el paso del tiempo, haciendo de ésta, una compleja construcción de recuerdos y olvidos, relatos, acontecimientos, silencios, gritos y gestos. Esta tela está tejida en una estructura de hilos muy gruesos (saberes, creencias, comportamientos,sentimientos y emociones). Esta tela suave también tiene lados que están rotos, desteñidos por el tiempo y tiene algunos lugares ásperos por el uso y el desuso. Se dobla constantemente sobre sí misma, uniendo y desuniendo infatigablemente sus extremos y sus medios, sobre poniendo un pasado que se rememora y que se olvida.
Siempre han existido lugares en guerra o en conflicto y momentos de crisis que dejan marcas, dobleces que quedarán impresos en le tejido complejo de la memoria. Es aquí donde se hace presente el miedo. El miedo desestabiliza las relaciones sociales, divide comunidades, el miedo crece en la ambigüedad. Las torturas, las muertes, las masacres y las desapariciones, han vuelto más profundas las inscripciones en los cuerpos y en la memoria de los individuos, en los imaginarios colectivos en la constante sensación de amenaza. El miedo es una realidad en la cual la gente vive, vive entre lo trágico y lo de todos los días, generando paradojas y contradicciones que se graban en las texturas de la memoria, erigiendo el absurdo, haciendo tiras el tejido social, convirtiendo las texturas de la memoria en una colcha de retazos que fragmenta la identidad, los recuerdos y la vida cotidiana, fragmenta el orden del mundo, dejando profundas huellas como heridas, que se trazan sobre cicatrices de heridas que han sanado, como un complejo mapa, que evidencia los caminos como laberintos entre las intrincadas arrugas y pliegues que llevan a los recuerdos que atemorizan y los cuales anidan en la memoria.
Después de episodios de intenso miedo, la textura de la memoria se configura como áspera, hace daño a las mismas víctimas, es aquí donde lo expresivo o su silencio, no agita la tela en un baile sino en una agonía palpitante y delirante que activa la memoria en un despliegue doloroso en continuidad con el tiempo...

1 comentario :

  1. Me encanta como escribes, pones en jaque la inteligencia y la concentración del lector, sólo un antropólogo o un filósofo podría escribir tan bello, conciso y profesional al mismo tiempo, como tú.

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Me encantaría que comentaras aunque sólo fuera el estado del tiempo :)