miércoles, 18 de agosto de 2010

Fragmentos de un Día que Agoniza

A través de la ventana del tren, que siempre llega al destino esperado, al compás del movimiento constante que mece mis recuerdos, entre el cercano fin del horizonte que se confunde con grises construcciones que a fuerza pienso como paisaje, y el lejano paraje de mis pensamientos, se entretejen imágenes, palabras y sentimientos diluidos en un día que parece no distinguirse del ayer y quizás tampoco del de mañana. Aquellos momentos de pasividad mecidos por el compás del raíl, se convierten en la más fértil movilidad del alma, que da a luz la más sorprendente explosión de historias imaginadas, hechas del mismo material de lo que horas antes eran fragmentos, residuos y escombros de un agónico día.

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