miércoles, 8 de septiembre de 2010

La conquista de la imprevisibilidad

Tras otro paso más por una escuela de niños grandes, me surge una rápida pregunta. Por qué la gente parece empeñarse en parecer autómatas, faltos completamente de esa chispa que se le concede por gracia divina a todo ser humano al nacer: la imprevisibilidad.
Es rico el idioma que nos ha tocado hablar y es grande nuestra capacidad de pensamiento, amplio debería ser entonces el espectro de respuesta, y creo que, lejos de ceñirnos a unas frases hechas y unas pocas y escuetas palabras, cada respuesta nuestra a una pregunta debería ser no menos que diferente.

No sé si soy un temerario o un amante del riesgo al cuestionarme la posiblidad de vivir en un país llamado utopía, donde las personas no tuvieran el compromiso con ellos mismos y con sus ancestros de querer quedar bien en todo momento y soltar la palabra concisa, perfecta, la cual a decir verdad, loco de mi, me hace pensar ya está preconcebida.

A veces me da por pensar que cada persona es digna merecedora de al menos un segundo de nuestras conciencias, el cual emplearemos para elaborar para cada situación y sujeto un trato único.

Cómo se me llena el pecho de aire y  la cara de felicidad cuando alguien me sorprende con un buenos días cuando lo que yo esperaba oir era un "qué hay", cómo tornan mis labios en sonrisa cuando una persona se para enfrente mía y sincera me pregunta "¿cómo estás?" cuando lo que yo esperaba oir era "qué tal".

Qué miedo me da pensar que sea yo a los ojos del prójimo uno más de los que nunca se ha propuesto la conquista de la imprevisibilidad.

Antonio.


No hay comentarios :

Publicar un comentario

Me encantaría que comentaras aunque sólo fuera el estado del tiempo :)